Yo sí puedo – Consecuencias de la Campaña de la Alfabetización en la Educación de Cuba de hoy (Parte I y II)
Era más o menos a mediados de octubre. Me recuerdo que me alegré que no tenía que ir a la universidad el próximo día y así tenía tiempo para dormir a mi gusto porque los días anteriores habían sido muy agotadores. Pero no pensaba que esto pasaría: A las 8 por la manana casi me caí de mi cama porque me asusté mucho de la música alta enfrente de mi casa. Después de decidir que no tenía sentido seguir durmiendo, me levanté y busqué a mi vecina para preguntarle qué estaba pasando.
Ella, cuando me vio, me dijo con una sonrisa en su cara, que le gustaba mucho que los niños del circulo infantil de enfrente de la casa practicaran para el „Día del Educador“ que suele ser cada 22 de diciembre. Habían practicado los textos de las canciones que me asustaron tanto. Estuve irritada y esperé que no necesitaran practicar muchos días. Pero, mientras preparaba mi café, comencé a estar curiosa.
Los dos meses posteriores me acordé muchas veces de esta mañana: Cuando me despertaba muy temprano por la mañana otra vez por las canciones o cuando mi vecina me contaba de las preparaciones para este día en el círculo dónde también participa uno de sus hijos.